lunes, 21 de octubre de 2013

ALGÚN LUGAR EN EL TIEMPO

Qué pasará cuando los pájaros no canten, y el timbre de su voz se vea arruinado por el humo de las fábricas de autómatas sin alma.
Qué será de todo aquello que los niños saben ver, de todos los sentidos que tenían en los tiempos donde las pisadas en los charcos de lluvia aún existían.
Qué será de todo aquello que hundió los grandes veleros de nuestra niñez, las grandes olas que cubrieron el brillo del primer llanto, de la primera palabra, de la primera sonrisa que dedicaron sin escoger un lugar en su mundo.
Ya no habrá cosas esenciales a sus ojos, no se otorgará el mismo valor a la invisibilidad de los momentos, los sentimientos se habrán apagado como la chispa de un cigarro a punto de consumirse.
Qué pasará con todo aquello que hoy palpita, esperando, desesperado, que alguien logre escuchar sus gritos de socorro.
El miedo cubrirá los rayos del Sol más oscuro e infectado de tristeza.
El amor quedará tan vacío como vuestras ganas de luchar, quedará tan humillado como vuestra cobardía, que se alzará triunfante ante los ojos de quien no supo arriesgar el último aliento de su dignidad y llenó sus rodillas del polvo en el que fue derribado.
Los mismos muros de piedra que derrumbasteis con orgullo, son los que ahora tendréis que construir para aislaos de vuestra libertad, agachando la cabeza, infectando vuestra mente de imágenes que calcareis para no ser nadie.

Qué pasará cuando las agujas del reloj consigan alcanzaos.

No pasará nada.
Porque no tendréis nada de lo que querréis.

Los puños que alguna día se alzaron, son las manos que hoy recogen los pedazos de vuestro cuerpo.
La felicidad se habrá convertido en una estrella de paso, que jamás se dejará ver.
El odio difuminará los sueños que algún día existieron, como un tachón de tinta sobre una frase que jamás habrá sido escrita.
Y cuando la vida os alcance no os quedará nada que no sean las heridas que no quisisteis cerrar, no os quedará nada que no sea la suela desgastada de un calzado cansado de huir.
Las agujas os derribarán con un golpe seco mientras vuestro mecanismo se deshace como las entrañas de un reloj de arena...

Y ya sólo quedarán vuestras voces, arrebatando lo único que podemos considerar nuestro.

Ya sólo quedarán vuestras manos arrancando la imaginación de mi piel rasgada.

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